(HealthDay News/HispaniCare) -- No todas las convulsiones son causadas por la epilepsia, aunque las convulsiones psicológicas pueden ser difíciles de distinguir de las convulsiones epilépticas, incluso para los profesionales médicos capacitados, según encontró una nueva investigación.
Las convulsiones no epilépticas psicológicas, o psicogénicas, son desencadenadas por condiciones psicológicas como el trauma emocional, no por la actividad eléctrica anormal en el cerebro que causa las convulsiones epilépticas. Sin embargo, tratar a las personas que tienen convulsiones psicológicas con medicamentos contra la epilepsia u otras terapias para la epilepsia puede producir consecuencias no deseadas, potencialmente fatales, advirtieron los investigadores.
Tres estudios recientes que aparecen en la publicación de junio de Neurology exploran el problema de las convulsiones psicogénicas no epilépticas (CPNE), que afectan a entre el 5 y el 20 por ciento de las personas que se cree que tienen epilepsia.
"[Las CPNE] son una manifestación neurológica de un conflicto psicológico subyacente. Son convulsiones, pero no epilépticas", explicó el Dr. W. Curt LaFrance Jr., profesor asistente de psiquiatría y neurología del Colegio Médico Brown y director de neuropsiquiatría del Hospital de Rhode Island en Providence.
Añadió que "de cualquier manera que se pueda presentar una convulsión epiléptica, se puede presentar una no epiléptica". A esto se debe la dificultad para diferenciar entre estas convulsiones hasta que se lleva a cabo un video-electroencefalograma (VEEG) para medir la actividad eléctrica del cerebro.
LaFrance es coautor de un editorial en la publicación sobre las convulsiones psicogénicas no epilépticas. Anotó que toma un promedio de siete años para que alguien que experimenta CPNE reciba un diagnóstico correcto. Durante ese tiempo, con frecuencia son tratados con dosis crecientes de medicamentos antiepilépticos, medicamentos paralizantes y a veces ventilación mecánica.
Los efectos secundarios de estos medicamentos y tratamientos pueden ser significativos y los costos extremadamente altos. En su editorial, LaFrance estimó que el gasto de las pruebas y tratamientos médicos repetidos para las CPNE podría alcanzar los $900 millones anuales en los Estados Unidos.
Diagnosticar las CPNE en la sala de emergencia puede ser especialmente difícil, según uno de los estudios en Neurology. Esto se debe a que los pacientes están en medio de una convulsión y no responden a los medicamentos antiepilépticos. Esto puede significar una de dos cosas, que el paciente tiene lo que se conoce como epilepsia "refractaria", que no responde a los medicamentos o que puede estar teniendo una convulsión no epiléptica.
La epilepsia refractaria "es una emergencia neurológica que requiere un escalamiento rápido de tratamiento que comprende administración de anestesia anticonvulsiva intravenosa", señaló el autor principal del estudio, el Dr. Martin Holtkamp, del hospital universitario Charité de Berlín, Alemania. "Estos medicamentos tienen muchos efectos secundarios, tal como depresión de la respiración y pacientes que son ventilados mecánicamente. La decisión de administrar anestésicos tiene que ser tomada de forma inmediata. La mayoría de pacientes que tiene CPNE son mal diagnosticados y por tanto tratados como si tuvieran epilepsia refractaria de verdad. Además, se han reportado efectos secundarios graves y fatales".
En el estudio de Holtkamp, los investigadores encontraron que los pacientes de CPNE con frecuencia eran más jóvenes, con frecuencia ya tenían sistemas de puerto implantados para el acceso intravenoso, necesitaban niveles más altos de medicamentos y tenían niveles más bajos de creatina quinasa en la sangre.
Otro estudio, este del Hospital y Centro Médico San José en Phoenix, encontró que una manera posible de detectar las CPNE es darse cuenta de si los ojos del paciente permanecen abiertos o no durante la convulsión. El estudio evaluó a más de 200 personas que tuvieron convulsiones, de las cuales a 52 se les diagnóstico eventualmente CPNE. De esos 52, 50 tenían los ojos cerrados durante sus convulsiones. De los 156 que tenían epilepsia, 152 tenían los ojos abiertos durante sus convulsiones.
"Estos hallazgos sugieren que el cerrado ictal [durante la convulsión] de los ojos es un indicador altamente confiable de las CPNE", escribieron los autores.
En el tercer estudio participaron 267 pacientes de CPNE. Veintiséis tenían más de 55 años de edad. Debido a que las CPNE se consideran generalmente como un trastorno de personas más jóvenes (menores de 50), los investigadores escoceses deseaban ver si había alguna diferencia significativa en las personas mayores que tenían CPNE. Y, de hecho, sí encontraron diferencias. Era más probable que el grupo de mayor edad estuviera compuesto por hombres y que sus miembros no hubieran sufrido abuso sexual. También eran más propensos a tener otros problemas físicos graves que las personas más jóvenes que tenían CPNE.
En muchos casos, explicó LaFrance, los pacientes de CPNE tienen antecedentes de trauma o abuso. Algunas veces, un accidente serio o incluso cirugía cerebral pueden desencadenar este tipo de convulsiones. Y añadió que las convulsiones a veces no comienzan hasta años después del evento desencadenante.
Lo más importante, señaló, es obtener un diagnóstico preciso.
"El EEG en video es el estándar por excelencia. Las personas pueden confundirse si sólo usan los antecedentes", afirmó LaFrance.
Cuando se ha diagnosticado CPNE (y es posible tener tanto CPNE como epilepsia), entonces al paciente deben retirársele gradualmente los medicamentos antiepilépticos, o por lo menos reducir la dosis en el caso de CPNE y epilepsia conjuntas. En general, se trata a los pacientes de CPNE con psicoterapia y medicamentos diferentes a los antiepilépticos para tratar sus convulsiones, apuntó.
LaFrance dijo que además "necesitamos unos buenos ensayos controlados para los pacientes con convulsiones no epilépticas para avanzar de la limitada investigación de tratamiento que existe actualmente en la literatura. LaFrance y sus colegas están llevando a cabo actualmente tres distintos ensayos de investigación para el tratamiento de las CPNE, que incluyen medicamentos para tratar la ansiedad y depresión coexistentes, terapia cognitivo conductual y terapia familiar.